La Editorial Dolmen, a través de su colección especializada
en el mundo Zombi nos presenta la nueva novela de José Miguel Cuesta Puertes y
José Rubio Sánchez: El Susurro de las Flores Marchitas.
En lo primero en lo que se da cuenta uno de que es un libro
un tanto diferente de los típicos de zombis es en este título tan poético que le
han puesto los autores. Seguidamente, en la historia salen zombis, sí, pero ni
es un constante trepanamiento de cabezas no-muertas ni los zombis que nos
presentan son los típicos. En esta novela los “podridos” que aparecen han sido
víctimas de hechizos vudú. Porque de eso va la historia: brujas, bokos,
conjuros… y esto sumado al buen hacer de los escritores ambientando la
historia, primero en el Missisipi de los años 50 y después en el actual, lo convierte en un
libro agradable de leer. El único pero son los diálogos. Irreales e
insustanciales por momentos.
La infancia de Áureo Kavanac, hijo de una afamada y poderosa
bruja del Missisipi de los 50 y que tiene a una diosa sexual como icono, es
todo lo normal que puede ser en esas circunstancias. Pasa sus días escuchando a
su querida mamá haciéndoselo con todo bicho viviente, hasta que esta tiene un
incidente con un extraño y misterioso ser.
Ya de adulto, Kavanac se ha convertido en un cincuentón
borracho que malvive trabajando de detective privado de lo oculto, aunque para
él esas cosas son milongas. Su vida cambiará por segunda vez cuando una mujer
acude a él para que encuentre a su hija, que, como otras doce chicas, han
desaparecido en circunstancias parecidas y sin dejar rastro.
Ya en el comienzo de su investigación, Áureo Kavanac
descubre que la desaparición de esas trece chicas tiene algo que ver con su
pasado.