Todos viven en armonía hasta que el marido empieza a darle al alcohol, y de ser una bellísima persona pasa a convertirse en un ser malhumorado y violento. Tanto que en un arrebato de ira alcohólica, la toma con su precioso gato negro y, después de en otro encuentro ya haberle quitado uno de los ojos, finalmente lo cuelga de una soga.
A partir de ahí, a la pareja le empiezan a pasar cosas terribles. Por un accidente en la casa se quedan sin nada... hasta que aparece otro gato negro que no deja de seguir al protagonista y con su sola presencia le hace la vida imposible. El marido intenta aguantar su ira, pero el gato le está volviendo loco.