Su anterior libro me gustó. Me pareció fresco, actual y a la vez estaba decentemente escrito y tenía "chicha". Este Cuernos sigue el mismo camino, pero se nota que el bueno de Hill intenta subir de categoría, como escritor y como inventor de historias, pero sin perder un ápice de frescura.
No me ha gustado tanto como su antecesor, pero sigo pensando que este hijo de su padre nos va a hacer pasar muy buenos momentos en los próximos años.
Después de una noche de juerga de esas que hacen afición, Ig Perrish se levanta con una resaca horrible y con unos cuernos aun más horribles todavía. Una vez pasado el susto, y de recordar vagamente que visitó el lugar donde violaron y asesinaron a su amada Merrin, y que por cierto todos en el pueblo creen que fue el, descubre que esos cuernos no solamente son protuberancias inservibles que dios (o no) sabe cómo han llegado a su cabeza.
Tras conversar con una serie de personas cercanas y no tan cercanas, Ig descubre que los cuernos tienen una especie de magia que hace confesar a la gente con la que habla todo lo que le reconcome por dentro. Gracias a eso descubre cosas sobre el asesinato de su Merrin que le dejan patidifuso, y le obligan a actuar mientras a través de los cuernos siente una inmensa sensación que roza lo orgásmico.